miércoles, 7 de mayo de 2014

Juego inútil.

Cuesta empezar de nuevo. Más aún cuando no estás seguro de las cosas.
Hoy tengo ganas de escribir, mejor dicho, siento la necesidad de escribir para no explotar o romper algo. El problema es la razón de esto, y es justamente lo que no logro entender.
¿No les ha pasado que en algún momento de sus vidas no saben lo que quieren? Bueno, estoy en ese momento.
Uno tiende a hacer cosas porque se las encargan. Es un proceso que empieza en la misma niñez: ir al jardín, hacer amigos, ir al colegio, sacar buenas notas, practicar algún deporte o alguna actividad recreativa, tratar de hacer bien esa actividad, mantener cierto tipo de relaciones, terminar el secundario, si se puede, elegir una carrera y estudiar hasta recibirte y así ser alguien en la vida. Una serie progresiva de cosas que nos son encargadas, tareas encomendadas para construirnos como personas.
Ahora, ¿cuantas de estas cosas nacen por iniciativa propia? Entiendo que estemos condenados a cumplir ciertos roles sociales y demás pero, y esto es lo que me preocupa ¿cuándo elegimos hacer algo que realmente nos nazca desde lo más profundo de nuestro ser?.
No recuerdo la última vez que decidí hacer algo solo porque sí y me preocupa. Sé que tengo que estudiar para en algún momento recibirme y así satisfacerme y a mi familia, y poder devolverles todo lo que han invertido en mí. Listo, esta formulación deja de lado todo el interés hacia la carrera o alguna aspiración personal y me instala en esta relación de correspondencia. Aunque no siempre fue así, sé que en algún momento de mi vida (casi con exactitud dos años atrás) solamente pensaba en lo que quería aprender y ser el día de mañana.
Tengo veinte años, eso significa que ya llegué al primer tercio de mi vida y no sé que quiero.
Quisiera viajar y conocer el mundo, quisiera ser un periodista, quisiera hacer rock, quisiera ser jugador de fútbol, quisiera ser amante, quisiera querer realmente ser algo de todo esto y trabajar en ello.
Siempre fui el que se quedó a medio camino. En lo académico nunca me esforcé más de lo necesario y pasé cada etapa sin penas ni glorias .En cambio me interesaba más lo artístico y siendo chico me mandaron a aprender a tocar la guitarra , yo dije que no quería seguir yendo y que elegía quedarme a patear una pelota en el barrio. Cuando surgió la posibilidad de establecerme como deportista, decidí priorizar los estudios. Ergo, nunca me destaqué en nada porque nunca dediqué el cien por ciento de mi energía en algo. A esto se suma un mal que me aqueja desde que tengo memoria, la no constancia. Dejo todo a mitad de camino cuando comienza a hacerse una obligación. Nunca nadie me dijo que la vida son obligaciones ineludibles, nos guste o no y crecí pensando que podía evadirlas o encontrar alguna que me sea más amena. Fracasé rotundamente.
Hoy me pregunto qué quiero, qué no quiero, qué me hace bien, qué me altera, qué necesito, qué me apasiona y me respondo a todo lo mismo : no sé.
Y no me estoy mintiendo, no puedo engañarme. Me conozco demasiado como para mentirme y creerme la mentira.

Es entonces que intento salir de una rutina que yo mismo me armé pensando que era la mejor, la que más se acercaba a mis intereses y expectativas. Traté de engañarme y otra vez no funcionó. Eso me altera.
Me indigna no aceptar las reglas del juego que me propongo. "Estos meses vamos a hacer una serie de cosas, no te vas a cuestionar nada y vas a ser feliz. ¿Te parece?" Y yo como un idiota digo que sí y trato de hacer de cuenta que me lo creo y que lo acepto, nada de eso pasa. No solo no pasa eso sino que me encuentro hoy, ocho de mayo, preguntándome por qué hice lo que hice si sabía que no me iba a llevar a ningún lado.

Escribo esto enojado conmigo. Enojado por no saber que quiero, enojado por no hacer nada, enojado por no tomar decisiones que eventualmente puedan hacerme bien, enojado por no encontrar y hacer algo que me apasione. Y ustedes, si es que hay alguno, no deberían leer esto, no tienen que saber esto. Pido disculpas.
Les propongo algo, hagamos de cuenta que nunca dije esto y que ustedes no lo leyeron.

Necesito sentarme a hablar conmigo, solos los dos, solo yo. Uno va a proponer nuevas reglas para un juego que nos haga sentir vivos y otro va a mentir que las acepta y va a entrar a ese juego.
Y, en el mejor de los casos, el juego va a durar un par de meses...