miércoles, 2 de julio de 2014

"Inserte texto aquí"

Tengo ganas de escribir. Bueno, no son ganas de hoy, más bien hace un tiempo que andaba con ganas de sentarme a escribir algo y no lo hice porque no sabía sobre qué. Pero ahora ya di un paso importante y estoy empezando esto, pero no sé cómo va a terminar (o si va a terminar).
Podría escribir sobre lo que me pasó en la semana, pero siendo sincero, mi vida no es lo suficientemente interesante. Serían una serie de anécdotas de supermercado o de lo que me contó un taxista mientras daba vueltas innecesarias con tal de cobrarme más porque le dije que le pagaba con cien.
Podría escribir algo sobre el mundial y de toda la euforia que genera. Podría hablar de como llegan los equipos, de como tendría que jugar Argentina, de por qué las mujeres miran a Lavezzi y no a Garay. Pero para eso ya hay otros cuarenta millones de habitantes que pueden hacerlo mejor y lanzar verdades absolutas sobre todos estos temas.
Podría hablar también de dilemas cotidianos, de esos misterios que al parecer no tienen respuesta. ¿A donde vamos cuando nos morimos? ¿Hay Dios o no lo hay? ¿Que pasa si baño a mi perro con Coca Cola? ¿Pesa más un kilo de plumas o de plomo? ¿Los pingüinos vuelan pero no lo hacen en frente de los humanos para engañarnos y algún día dominar el mundo? y como estas cientos de preguntas más que invaden nuestras mentes días tras días, noche tras noche. Pero pienso que es mejor no saber ciertas cosas, las verdades suelen asustar.
Podría escribir alguna anécdota de mi infancia, pero hoy me parecen todas la misma y de hecho creo que es así. Trato de hacer memoria pero los pocos recuerdos que consigo encontrar no son muy claros y hasta me parece que son de alguien más.
Podría hablar de mis decepciones amorosas, pero para decepcionarse primero uno se tiene que entusiasmar y no soy de entusiasmarme seguido (que palabra extraña entusiasmo), por lo menos no sin antes meditarlo por dos días. Es por esto que me olvido de lo que me entusiasmaba y todo vuelve a ese lugar en el que nunca pasa nada, o si pasa me hago el distraído y mando a decir que no estoy cuando me buscan. Todo esto se debe en gran parte, a esa maldita costumbre de interesarme en personas imposibles por distintas razones. Pero bueno, uno se va acostumbrando, o mejor dicho, resignando a que sea así.
Podría hablar sobre mi rechazo hacia las relaciones humanas y de por qué prefiero estar encerrado acá a salir a reventarme la cabeza. Lo haría si tuviese una respuesta que me convenza primero a mí, hasta ese entonces averígüenlo buscando la etimología de mi nombre o las características de mi signo del zodiaco.
Podría escribir sobre como extraño a mi perro y del hecho de que sea una de las principales razones para volver un rato a casa. Ligado a esto, podría escribir acerca de mis relaciones familiares y de por qué un perro es una de las razones para querer volver y no una persona o varias. Podría pero no quiero.
Podría escribir un cuento, y así no tendría que usar necesariamente cosas de mi vida, recuerdos o experiencias sino solamente la imaginación. Podría pero tengo el mismo nivel de imaginación y creatividad que un cartel de "prohibido estacionar".
Podría escribir sobre por qué estoy tratando de escribir algo un jueves a la madrugada o de por qué decidí preparar un café tan fuerte sabiendo que debería dormir y despertar temprano.

Pero bueno, al final me parece que hoy no voy a escribir nada...

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